La OAR había reconocido en fase administrativa que la vida del solicitante de asilo, proveniente de un país del Oriente Medio, corría peligro en caso de ser devuelto a su país de origen, debido a su conversión a la fe cristiana.

El solicitante del estatuto de refugiado fue un niño soldado en un país subsahariano. La Oficina de Asilo y Refugio había denegado su solicitud de protección alegando la falta de elementos probatorios suficientes y determinadas supuestas incoherencias en el relato.

Ambas solicitantes del estatuto de refugiado eran víctimas de una red de trata de seres humanos con fines de prostitución y pidieron la protección ante el riesgo de ser perseguidas por los miembros de las mismas en caso de ser devueltas a su país de origen.